martes, 29 de julio de 2008

El último pueblo de mujeres con pies vendados en China


La costumbre del viejo milenio de vendar los pies1 de las mujeres chinas se ha desvanecido casi totalmente en el pasado. La mayoría de la gente sólo ha oído historias de esta práctica, ya que quedan muy pocas mujeres de pies vendados aún con vida. Aun así, existe un pueblo muy conocido donde viven muchas mujeres con pies vendados. En el pueblo Beijiao de la provincia de Fujian, hay más de 20 ancianas, la mayoría de alrededor de 80 años, que tienen pies de loto de siete cm y medio.

Según el Grupo de Prensa Shenzhen de China, el pueblo Beijiao, una aislada villa costera en el Pueblo Tailu de la ciudad Fuzhou, es el último pueblo de mujeres con pies vendados en Fujian y en toda China.

Una de las mujeres con pies de loto de 7,5 cm, Lin Fengfeng de 81 años, dijo en una entrevista el 3 de julio de 2007 que comenzó a atar sus pies cuando tenía cinco años de edad, en 1931. Aunque esa costumbre desapareció en casi toda China debido al contacto con el mundo exterior, durante ese periodo el vendaje de pies todavía era una práctica popular en esta aislada villa. Las mujeres aún consideraban el tener un par de pies pequeños como signo de belleza femenina.

Durante la niñez de Fengfeng, las niñas a menudo comparaban el tamaño de sus pies para ver cuál era el más pequeño y el más bello. La niña con el pie más pequeño se convertía en la envidia de las demás; esto significaba que, al crecer, habría más jóvenes pretendientes proponiendo alianzas de casamiento a sus padres.

A pesar de sus años, estas mujeres de pies vendados siguen tan preocupadas sobre su apariencia como cuando eran jóvenes. Cuando se encuentran con extraños, se visten, se maquillan, se peinan y se ponen sus zapatos favoritos.

Pocas de estas mujeres han abandonado Tailu, excepto una, que una vez fue a Fuzhou para ver a un médico. En realidad, ellas no están interesadas en el mundo exterior, en cambio, están contentas de vivir vidas pacíficas y calmas con sus familias.

Los hombres del pueblo trabajan duro en el mar todo el año, se exponen a las amenazas de tifones y tormentas regulares; usualmente no viven tanto como sus esposas. Por lo tanto, todas estas mujeres de pies vendados son viudas que viven con sus hijos y nietos.

Las que aún están en forma ayudan a su familia lo mejor que pueden con sus habilidades, haciendo el lavado de la ropa, cocinando o arreglando redes de pescar, etc. Cuando las tareas lo permiten, se juntan para charlar o jugar a las cartas.

NOTICIA EXTRAIDA DE:http://www.lagranepoca.com/articles/2007/07/24/976.html

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